viernes, 2 de diciembre de 2011

Suspicacias

El poso del café hacía rato que rondaba los cero grados cuando cayó la primera.
En la frente, como mandan los reveses madrugadores, que siempre son fieles a la tradición.
Te vuelves, miras al compañero, no lo ha visto como tú. O, por lo menos, no reacciona.

Pero tú ya la llevas, que a eso vamos, ya se encargará la mañana (tiempo al tiempo, que es trabajadora constante y meticulosa) de regar la semilla. La habría hecho crecer con mimo para florecer ya de noche, cuando nadie mire, pero la contaminación en Madrid, ésa que es secundaria a la hora de asfixiar a los madrileños, es como el gas que ha llegado al arroz de Fukushima, y la pequeña planta alcanza alturas de haya mientras te quemas con otro café.

Suspicacias especiales de viernes. Al final se convierten en ruido, al final no son más que mensajes que no van para ti pero que a veces te gusta recoger, y la mayoría de las veces, también interpretar.

Para merendar, tila.

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