viernes, 11 de febrero de 2011

Amores extremos


Conozco a una ragazza, una de tantas que pasean sus días y sus anécdotas por esta ciudad italiana que goza de su particular veranillo de San Martín. Ha sabido conjugar aficiones y amigos que dan lugar a historias de todas las características, y, a veces, con actores inesperados.
Pero esta ragazza y sin embargo amiga ha descubierto que existen también las anécdotas musicales, y desde aqui quiero colaborar para que quede un registro sino imparcial, al menos sobrio; al menos, que ya esté asentado.

(Aviso SGAE: la canción que sigue, al igual que la anécdota, no me pertenece, pero considero que hago más por la cultura ayudando a difundir EXTREMODURO que metiendo más metáforas en este blog)


"Si no fuera porque hice colocado el camino de tu espera..."
Hay oscuridad, pero Él y Ella se han visto y han sonreido. Han sido prudentes y lo han hecho después de tragar el cocktail (no hay, por tanto, derrame embarazoso por la comisura de la boca)
"Y dejando de lado la vereda de la puerta de atrás..."
Han salido, puede que a fumar o puede que a respirarse más de cerca; sus amigos les buscan.
"Mi ejército no tiene bandera, es sólo un corazón condenado a vivir entre la maleza"
Ella es buena niña, pero ocurre que a veces se despista. Su novio está lejos, pero su futura rallada mental cada vez más cerca.

La canción se pone más intensa, pero no llegan a terminarla porque los descubren separados físicamente, pero rendidos al poder de Extremoduro. No hay nada que hacer.
Ellos sólo venían de visita.

Mala suerte. La ragazza que me lo cuenta solo iba a bailar, y ha sido testigo desde el portal (uyuy que voy mezclando géneros musicales) En realidad ella sólo "ha pasado entera, buscando el siguiente escalón convencida de que estaban en la calle, esperando a que no acabara la canción"


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